NECESIDADES DE NUESTRO PERRO

¿Qué le falta a nuestro perro?

 

En muchas ocasiones es la oportunidad de haber realizado un aprendizaje. Algo tan simple y sencillo no se suele cumplir en la buena dirección y como consecuencia les privamos de esos aprendizajes que los ayudan a capacitarse en su vida familiar, ya sea dentro o fuera de casa.

 

 

Sin embargo, a pesar de no haber pasado por este proceso de aprendizaje, las mascotas ya han incorporado en su comportamiento lo que continuamente se les permite con más o menos acierto por parte del dueño. Si en casa nos sentáramos con papel y lápiz y entre todos los adultos de la familia hiciésemos una lista con lo que le vamos a permitir y lo que no le vamos a permitir al perro tendríamos ya una pequeña parte de su plan educativo.

 

Tan sencillo como que si nos molesta comer con el perro en la falda no le permitamos hacerlo nunca, ni tan siquiera cuando es un cachorro. Si nos molesta que se suba a la cama no le dejemos hacerlo.

 

Si nos molesta que ladre, no le dejemos ladrar. Como os he comentado al principio, aprender es una necesidad que el perro tiene permanentemente (igual que los humanos) porque el aprendizaje es continuo y no se acaba porque el animal llegue a su edad adulta o porque algún adiestrador despistado considere que es así.

 

Incluso cuando me preguntan cuándo acaba un adiestramiento (recordad la diferencia entre educar y adiestrar) les explico que eso no ocurre nunca, que la formación es continua y que podemos aprender una serie de ejercicios repetitivos y casi militarizados (depende del tipo de trabajo) de manera que siempre se mantiene un nivel suficiente de respuesta eficaz si se practica muy a menudo. La práctica a través de la acción repetida mantiene ese nivel de prestación y eficacia de forma óptima. En la educación pasa lo mismo, es exactamente igual.

 

Lo que nos moleste no debemos permitirlo nunca y lo que sea un comportamiento correcto es suficiente con que se lo permitamos a nuestro perro para que lo adquiera. Si nos quedamos con esas situaciones en las que a la hora de comer nos da pena o lástima como nos mira cuando está a los pies de la mesa, debemos pensar en que le genera más incapacidad al perro permitirle eso que facilitarle el poder aprender a no pedir comida. Si no te es suficiente, imagínate poniéndole cara de pena y lástima a tu perro para pedirle comida.

 

Cada uno tiene su propio alimento, y en el caso de nuestra mascota seguro que es más bueno y estará mejor nutrido que comiendo de la mesa, algo que en muchas ocasiones es inadecuado para el organismo de nuestro querido perro.

 

Por tanto, necesitamos ser rigurosos con el cumplimiento de los puntos de la lista elaborada y en la que hemos escrito lo que no le vamos a permitir al perro y lo que sí.

 

Ellos son suficientemente inteligentes como para tomar nota de quien en casa le da carrete y quien no es transigente o sobornable emocionalmente. Debéis estar muy seguros de ello. A partir de aquí hay que reflexionar, no me canso de repetirlo. Es lo que nos permite tener un perro educado y manejable y darle bienestar para tener una convivencia correcta y disfrutada por ambas partes en la vida en común.

 

José Antonio Pineda Martínez.

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